Perfección
Un rosal.
Un rosal enorme, con muchas rosas rojas de pétalos preciosos, grandes y abundantes en ellas.
Cien rosas, mil, un millón.
Un rosal repleto de rosas, todas aquellas grandes, perfectas ante los ojos de quienes se paraban a admirarlo.
Entre las enormes rosas hay una más pequeña.
Tal vez igual de hermosa, igual de roja. Pero ella no lo sabía o no quería verlo.
Una rosa perfeccionista que siempre quería ser la mejor, quería llegar a más y demostrar lo que valía.
La rosa se sentía bien, muy bien, muy muy bien cada vez que algo le salía.
Pero quizá, le daba mucha importancia cuando algo le salía mal o simplemente no le parecía perfecto lo que hacia... sintíendose así, la rosa más inútil y fea de todas.
Miraba a todas las demás rosas, pensando en que nunca podría hacer nada tan bien como ellas.
La rosa siempre quería dar lo mejor de ella.
Pero nunca era suficiente. Así que intentaba cada vez más y más lograr la perfección. Sin darse cuenta de que no existe lo que buscaba.
Se obsesionó con todo lo que hacía, al igual que con su apariencia.
La rosa, sin darse cuenta comenzó a enfermar: Siempre estaba cansada, no era capaz de estar atenta, no era capa de encontrar los ánimos para seguir luchando por lo que quería. Sus pétalos, antes de un brillante y precioso rojo, empezaron a perder su color y a caerse.
La preciosa y pequeña rosa ya no aparentaba tener esa viveza y belleza que le hacía ser única en ese enorme rosal con muchas rosas.
Rosas rojas con muchos pétalos preciosos, grandes y abundantes en ellas.
Un rosal repleto de rosas, todas aquellas grandes, perfectas ante los ojos de quienes se paraban a admirarlo.
Pero a lo mejor no tan únicas como la pequeña rosa, sin darse cuenta, demostraba.
Sus pétalos seguían cayendo.
Hasta que un día una pequeña gota de agua resbaló en ella y al verla tan agotada le preguntó:
- ¿Cómo una rosa tan preciosa por dentro y por fuera ha podido acabar tan cansada?
Con los pétalos tan bonitos que siempre has tenido. Con la luz y el brillo que reflejabas aun siendo una pequeña rosa en lo que a tamaño se refiere.
Una rosa como tú merece vivir sin preocuparse por lo que las demás rosas tienen y que tú no ves en ti. Porque créeme cuando te digo que tienes más cosas bonitas de las que no te das cuenta.
Una de ellas, la fuerza que siempre has tenido para seguir adelante y mejorar.
Así que rosa, no busques la perfección y sigue con esa dedicación y pensamiento de que puedes lograr todo lo que te propones. Pero con calma.
Comments